En la tierra del sin sueño la noche se torna ruidosa, las paredes hablan y las calles se vuelven ríos
Los frutales dan raíces y las hojas se vuelven golondrinas.
En la tierra del sin sueño creí verte: caminabas agachada entre los edificios flotantes que construías minuciosamente. No parecías muy amigable. Un par de manantiales te sostenían el vestido y la copa de los arboles susurraban tu nombre.
El lugar inhóspito es un palacio de reyes y los manjares que solían disfrutar los dioses se transforman en alimento de ratas.
Las cosas coexisten de a pares. Mi otro par, vos.
El doble tiempo, la doble forma, la doble transformación.
Me aventure a ella, con mi espíritu fragante buscando una cuota, por primera vez del sin sueño.
El sin sueño, que ahora pesa.